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Fibromialgia y Ejercicio

Jul 4, 2019 | Salud

Hoy hablaremos de la fibromialgia y ejercicio, un poco de sus síntomas y de los beneficios que tiene realizar deporte o mantenerse en forma.

La fibromialgia consiste en un grupo de síntomas o signos que se presentan juntos, constituyen un síndrome que da origen a esta enfermedad. Debido a que se presenta con pruebas normales de analítica, los médicos llegaron a creer que esa enfermedad sólo existía en la cabeza del paciente. Además, muchos de los síntomas que comprende la fibromialgia semejan los de otras dolencias, corno diversas molestias reumáticas y fundón tiroidea baja.

En general, la padecen en mayor medida las mujeres que los hombres (aproximadamente el 90%). Los síntomas tienden a aparecer entre los 20 y los 50 años. Existen estimaciones que afirman que casi el 5% de los occidentales padecen esa enfermedad y probablemente sean muchos más ya que mucha gente no se da cuenta de que la sufre.

Para su diagnóstico, se han identificado una serie de puntos específicos de “dolor” asociados a esta patología distribuidos por todo el cuerpo:

Entre las posibles causas que pueden desencadenar esta enfermedad, encontramos que un exceso de tono muscular asociado a problemas de relajación de estos tejidos durante fases recuperativas del sueño, pueden acabar derivando en una tensión anormal del músculo que produce dolor.

La mayor parte de los investigadores opinan que la fibromialgia puede ser una manifestación corporal del estrés mental sin canalizar. Él ejercicio, hasta un punto, disminuye el estrés, pero si se supera ese punto, el estrés se hace excesivo. Y el exceso de estrés se interfiere con la producción de serotonina. Los trastornos del sueño que suelen traer consigo los síntomas de fibromialgia en las personas que no están en forma no consiguen hacerlo en la gente en buena condición física. Otros eventos que la potencian incluyen traumatismos físicos, como las lesiones, traumatismos emocionales, infecciones, retirada de la cortisona y función baja de la glándula tiroides.

Mientras que el exceso de ejercicio podría producir fibromialgia, estudios recientes demuestran que la cantidad justa podría aliviarlo en cierto grado. La mayor parte de las personas que padecen esa enfermedad están en muy mala forma física, teniendo en cuanto que se debe realizar una introducción gradual al ejercicio.

Las personas que padecen fibromialgia se perciben como incapacitados por esa enfermedad. Debido al dolor y la fatiga, se convierten en pasivos. Eso inicia un círculo vicioso porque a mayor inactividad, se produce un agravamiento de los síntomas. La fibromialgia es una condición crónica. Pero intentar superar con éxito muchos de los problemas asociados con el síndrome requiere un entendimiento de la naturaleza de la enfermedad, mantenerse en forma y reducir el estrés.

El mecanismo del alivio de dolor por parte del ejercicio resulta probablemente del incremento de los niveles de las sustancias analgésicas producidas naturalmente en el cuerpo, como las endorfinas. Dada la individualidad de cada persona y su propia patología, ésta debe ser valorada en su situación clínica, no pudiendo darse un conjunto de ejercicios que sean válidos para todos. El tratamiento con AF requiere la participación activa de la paciente.

Con la fibromialgia y ejercicio es importante saber que los beneficios que aporta se pierden pronto cuando cede su práctica y por ello, cualquier plan debe partir de la base del mantenimiento de la actividad en el tiempo. Un programa de ejercicios adecuando debe incluir un calentamiento, un programa de ejercicio cardiovascular y de fuerza muscular, y finalizar con una secuencia de estiramientos y relajación que tiene igual o mayor importancia que el resto de componentes de la sesión.

De manera concreta, se recomienda seguir las siguientes pautas para el desarrollo de los diferentes tipos de trabajo dentro del programa, teniendo siempre en cuenta que las intensidades recomendadas deben ajustarse a las características individuales de cada paciente así como aumentar de manera progresiva hasta alcanzar los niveles óptimos:

  • El ejercicio físico aeróbico (caminar, pedalear, nadar, bailar, etc.) mejora la resistencia cardiorrespiratoria, elevando el umbral del dolor. Actividades físicas rítmicas e ininterrumpidas, y de bajo impacto articular, a una intensidad en torno al 60%-80% de la frecuencia cardíaca máxima, con una frecuencia de 2-3 sesiones semanales de entre 30-60 minutos de duración.
  • El entrenamiento de fuerza mejora la fuerza máxima y explosiva, el umbral del dolor y el estado de ánimo. Deben realizarse ejercicios dinámicos y resistidos para los principales grupos musculares, a una intensidad progresiva de la carga de entre el 40 al 70% de la carga máxima, disminuyendo el número de repeticiones desde 15 hasta 5, con una frecuencia de 2-3 sesiones semanales con 6-10 ejercicios por sesión desarrollados en un tiempo de unos 60 minutos de duración.

Es difícil levantar pesas cuando ya nos sentimos exhaustos y con dolores musculares. Pero si la teoría del ejercicio/endorfina es cierta, el entrenamiento con pesas puede ser beneficioso para quienes padecen de fibromialgia. La emisión de endorfinas está relacionada con la intensidad del ejercicio. Debido a que la intensidad del entrenamiento con pesas es superior a la de los movimientos aeróbicos, habrá mayor emisión de endorfinas cuando se trabaja con pesas.

No debemos olvidar la importancia de añadir ejercicios asociados a la mejora de la flexibilidad y la movilidad articular, así como actividades de control respiratorio y postural (pilates) o de relajación (yoga, tai-chi, …).

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